Me quedé embarazada gracias a la Naprotecnología

Este método científico coopera con el ciclo natural de la mujer y con su fertilidad para lograr un embarazo
Me llamo Teresa. Mi marido y yo tuvimos a nuestra hija en marzo de 2018 gracias a un tratamiento basado en la NaProtecnología.
Para entender todo el proceso comenzaré diciendo que soy médico y además conocedora de los métodos naturales de reconocimiento de la fertilidad.

Durante un curso dedicado a estos métodos, escuché una charla sobre el modelo Creighton, un método desarrollado por el ginecólogo estadounidense Dr. Hilgers, basado en la observación objetiva de los cambios en el moco cervical (producido por las células del cérvix o cuello uterino).

Me llamó especialmente la atención cómo habían desarrollado no sólo el método, sino además, derivado del mismo método, la posibilidad de diagnosticar y tratar los problemas y patologías del ciclo menstrual femenino y muy especialmente, los relacionados con la infertilidad.

Creo que fue providencial porque por aquel entonces llevábamos casi 3 años casados y no habíamos podido tener hijos. Habíamos sido vistos ya en diferentes consultas médicas por ello y la conclusión definitiva tras ser todo “normal”, era que no había ninguna causa, lo que en términos médicos llamamos “esterilidad idiopática”.

Aunque mi especialidad no es la ginecología, había leído sobre el tema y sabía que este tipo de esterilidad era la que peor pronóstico tenía. Por otro lado teníamos claro que no íbamos a tomar el camino de la reproducción artificial que nos ofrecieron en alguna consulta.

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Tras aquella charla del curso sobre la Naprotecnología, nos animamos a acudir a la consulta de la Dra. Helena Marcos que visita en la Fundación COF Getafe.

Comenzamos aprendiendo el modelo Creighton para poder tener una idea más objetiva de cómo eran mis ciclos menstruales. Tras observar tres ciclos, me pidieron una determinación hormonal en un momento concreto del ciclo que yo podía detectar gracias a la observación del moco cervical. Fue una determinación sencilla pero que en mi caso, dio con la clave del problema. Algo que al fin nos daba esperanza, porque si había algo que no era “normal”, también había algo que se podía hacer al respecto.

He de decir que el tratamiento fue en todo momento adaptado a mí, a mis necesidades y por tanto con dosis ajustadas y menores de lo habitual en otros tratamientos de reproducción artificial. Tras conseguir unos niveles óptimos de los parámetros hormonales, me quedé embarazada unos 9 meses después de iniciar el proceso.

Como paciente he vivido todo el proceso con bastante tranquilidad y confianza. Creo que el método y el tratamiento es realmente como dicen, una cooperación con el ciclo natural de la mujer y con su fertilidad, nunca una injerencia.

Como médico puedo decir que se basa en pruebas objetivas y con un fundamento científico y acorde a la investigación. Por desgracia, el mundo de la medicina, como tantos otros, está muy influenciado por lo económico y este tipo de abordaje y tratamiento tiene unos costes muy por debajo de las técnicas de reproducción artificial, lo cual puede ser una dificultad para avanzar y expandir su uso.

Gracias a Dios nosotros nos hemos beneficiado de este trabajo y esperamos contribuir a que otros también lo conozcan y puedan beneficiarse de la Naprotecnología.

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