Testimonio de nacimiento en España en agosto de 2018

El matrimonio contactó con Naprotec.es en octubre de 2016

Casi sin darnos cuenta, ya habían pasado siete años de matrimonio y el hecho de no haber tenido todavía hijos, deseándolos, empezaba a ser una preocupación creciente para nosotros. Por desgracia, la infertilidad empieza a ser un problema recurrente ante el que la medicina provee diferentes alternativas, algunas de ellas invasivas. En nuestro caso, tras sucesivas consultas, pruebas y estudios, los médicos nos proponían recurrir a tratamientos específicos de fertilidad que no nos convencían.

Cuando leímos la primera vez sobre el Creighton Model System, nos gustó el hecho incontestable de ser un método 100% natural y plenamente personalizado para cada pareja. Ello nos llevó a interesarnos y, dado que no conllevaba ningún riesgo ni tratamiento específico asociado, decidimos probar. Contactamos con la Asociación Española de Naprotecnología, nos informaron y guiaron en todos los pasos.

A mi mujer ya le habían diagnosticado en las pruebas de la Seguridad Social una trompa de Falopio obstruida y síndrome de ovarios poliquísticos. Adicionalmente, la Doctora responsable del Creighton Model System detectó y trató una huperinsulinemia que, al igual que otros valores anómalos que mostraron mis analíticas, pueden afectar también a la fertilidad. La idea era poner todos los niveles lo mejor posible para estar bien y aumentar las posibilidades de embarazo.

Como quiera que el Creighton Model System se basa en las observaciones de los biomarcadores de las fases naturales de fertilidad/infertilidad de la mujer, puede parecer a primera vista que es un método pensado únicamente para ella, pero nada más lejos de la realidad. El Creighton Model System guarda un rol fundamental para el hombre, aunque el principio – como fue mi caso- cueste comprenderlo.

Reconozco que al principio asistí sin demasiada motivación a las sesiones formativas con nuestra instructora. Con su capacidad didáctica y sobre todo con su entusiasmo consiguió que poco a poco me fuera familiarizando con la terminología del método. Así, pasado un tiempo empecé a conocer la manera de graficar los biomarcadores de fertilidad/infertilidad y con ello, además de acompañar a mi mujer en la disciplina de las observaciones, aprendí cosas que desconocía y pude comprender mejor estados emocionales cuya causa antes ignoraba.

Por su parte, mi mujer se fue haciendo poco a poco al ritmo de las observaciones y también al rigor de las analíticas que prescribía la Doctora Mena.

De esta manera, lo que al principio eran códigos ininteligibles se convirtieron en motivos para el diálogo entre nosotros y en valiosa información para conocernos mejor. Sólo por eso ya recomendamos el Creighton Model System a cualquier pareja que se encuentre en una situación similar a la que vivíamos nosotros hace apenas un año. El proceso, con independencia del fin, merece la pena.

Ya no es que las gráficas empezaran a tener mejor apariencia como atinó a decirnos la instructora. La realidad es que en apenas un año mi mujer se encontraba física y anímicamente mejor y las observaciones que al principio suponían un incordio ya formaban parte de nuestra vida cotidiana. Y así, casi sin darnos cuenta, vino el test positivo, el embarazo y en 38 semanas que pasaron volando un bebé maravilloso llegó a nuestra vida.

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